Múltiples consejos nutricionales, algunas recetas y varias pinceladas de información para hacer la vida un poco más saludable y feliz.

jueves, 27 de junio de 2013

Sandía: refrescante, hidratante y antioxidante

La sandía, o melón de agua (watermelon) es uno de los frutos de mayor tamaño de cuantos se conocen. Las sandías cultivadas al aire libre florecen entre finales de primavera y principios de verano, por ello su época de consumo óptimo es en verano y principios de otoño.

COMO ELEGIR UNA RICA SANDÍA:
El truco para elegir una sandía madura es que al darle golpes a la corteza con los dedos o las palmas de las manos, suene a "hueco". También nos podemos fijar en la mancha de la cáscara que ha estado en contacto con el suelo: una sandía está madura si la mancha es de color amarillo cremoso; si la mancha es blanca o verdosa significa que se recolectó ante de madurar y por tanto la sandía resultará insípida. Su superficie no ha de presentar cicatrices, quemaduras de sol, abrasiones, áreas sucias, magulladuras u otros defectos. Si se adquiere una sandía en trozos, conviene fijarse en que la carne sea firme y jugosa.


PROPIEDADES:
La sandía es la fruta que más cantidad de agua contiene (93,1%), por lo que su valor calórico es muy bajo, apenas 28,4 Kcalorías por 100 gramos. Es especialmente refrescante, hidratante e isotónica (apreciada por las sales minerales que tiene disueltas). Los niveles de vitaminas y sales minerales son poco relevantes, siendo el potasio y el magnesio los que más destacan. El color rosado-rojo de su pulpa indica la presencia del pigmento licopeno, sustancia con capacidad antioxidante, que protege frente al envejecimiento celular y algunos tipos de cáncer. Su contenido en fibra ayuda a combatir el estreñimiento. Por su elevado contenido en agua, ayuda a fluidificar la mucosidad en los procesos catarrales, y actúa sobre el riñón permitiendo que aumente la producción de orina (diurética) siendo ideal su consumo para quienes padecen de problemas de cálculos renales, ácido úrico o retención de líquidos. Sin embargo, debido a ese elevado contenido de agua, puede causar malestar si se consume después de las comidas, pues diluye los jugos gástricos y retrasa la digestión. Por ello, resulta mejor tomarla en ayunas o a primeras horas de la mañana. Es una fuente natural de L-arginina, aminoácido que evita la formación de trombos. El consumo de zumo de sandía favorece la disminución de la tensión arterial siendo un tratamiento eficaz para prevenir la hipertensión.
No es adecuado su consumo en las personas que sufren trastornos del hígado vesícula biliar, dispepsia, cólicos, diarrea o dilatación del estómago.


Fuente: web de la SEH

jueves, 20 de junio de 2013

Llega el verano!!

En pocos días dejaremos atrás esta primavera fría y lluviosa y nos adentraremos en el verano. Deseando que llegue el calor, el sol, los paseos por la playa y las salidas a la montaña, debemos tener presente qué es lo más conveniente para nuestro cuerpo. Esta época del año es importante porque nos permite hacer más vida social, disfrutar del tiempo libre y poder compartir comidas con familiares y amigos.


Sin olvidar la importancia de la vida social, intentaremos que nutricionalmente se mantenga en nosotros un equilibrio de nutrientes.
Es evidente que lo más indicado serán alimentos hidratantes, platos fríos que nos ayuden a mantener una temperatura corporal baja y evitar la exposición al sol en las horas de más calor. Uno de los inconvenientes con los que no encontramos en verano es poder llevar una alimentación equilibrada, debido a comemos o cenamos fuera de casa con más frecuencia.

Alimentos aconsejables:
Bebidas: el agua es la bebida más recomendable. También es posible preparar limonada casera, o beber té frio para mantener una óptima hidratación corporal.
Fruta:Ideales todo el año, pero especialmente en verano. Tendremos especial cuidado con el azúcar presente en la fruta, consumiendo raciones moderadas. También son aconsejable los zumos y/o batidos de frutas frescas que nos ayudaran a refrescarnos e hidratarnos, así como nos aportaran una buena dosis de vitaminas.
En esta época del año es aconsejable consumir frutas con gran aporte de agua. La sandía, por ejemplo, es una de las frutas de verano que menos calorías proporciona, por su color rojo aporta antioxidantes, y además permite saciar y calmar la sed. También son muy hidratantes frutas como la pera, el melón, la piña y el coco.

Verduras en forma de:
Ensaladas: Son muy apetitosas las ensaladas frías en esta época del año. Podemos preparar múltiples combinaciones con los vegetales de temporada, pero tendremos especial cuidado con el aderezo utilizado, evitando en exceso mayonesas y salsas calóricas.
Cremas frías: por ejemplo la crema de calabacín o de zanahoria fría, la vichyssoise o crema de puerros, el gazpacho, el salmorejo,… No obstante, en estas cremas frías deberemos evitar consumir en exceso aquellas recetas que llevan nata (como la vichyssoise) o pan como en el gazpacho o el salmorejo. Intentaremos preparar gazpacho sin miga de pan y vichyssoise con leche descremada.
Es momento de lanzarse a las ensaladas de legumbres, o a los purés fríos. En verano es importante vigilar el exceso de fibra en la dieta, pues nos puede causar diarreas y/o gases, y disminuir la absorción de agua y nutrientes necesarios para nuestro organismo.
Arroz y pasta: Los platos únicos formados por pasta o arroz, acompañados de vegetales y algo de proteínas como pescado, huevos o carne, pueden ser una buena opción para las comidas en verano. Vigilaremos los aderezos usados, e intentaremos que los vegetales sean protagonistas en estos platos únicos.
Alimentos que debemos tomar con moderación
- Helados: hidratan y calman la sed, pero contienen gran cantidad de azucares y grasas, y por ello nos aportan muchas calorías.
- Alimentos cocinados en barbacoas y parrilladas como las hamburguesas, la panceta, las costillas, las salchichas y las morcillas,... debido principalmente a su aporte elevado de grasas. Es preferible carne blanca como pollo o conejo, pescado azul como las sardinas o parrilladas de verduras.

viernes, 14 de junio de 2013

Vuelvo de nuevo!!


Casi 8 meses sin escribir en el blog!!

Parece que me haya olvidado de él, pero lo he tenido muy presente durante este tiempo.

Durante estos meses de ausencia he realizado, entre otras muchas cosas, un curso de cocina básica. Si, si, cocina básica. Tan básica que empecé el curso preparando un caldo casero!!!!


El motivo de realizar este curso es muy simple: por más conocimientos que tenga sobre alimentos, sus propiedades y como llevar una dieta sana, si luego no los sé cocinar, de nada sirve. Así que, tras un tiempo de reflexión y aburrimiento sobre cómo estaba preparando las comidas en casa, decidí, junto con unas amigas, apuntarme a un curso de cocina que ha durado de octubre a junio (termino en unos días!!!).

Estoy satisfecha de lo que he aprendido, desde las técnicas básicas hasta platos algo más elaborados. He recuperado recetas de la abuela, es decir, aquellos platos que preparaban nuestras madres y abuelas, con mimo y dedicación y que las prisas diarias, la falta de tiempo y los pocos conocimientos culinarios impedían saborear en mi casa. Poco a poco os iré presentando algunas recetas que me han parecido interesantes, no sólo por la técnica culinaria, sino por el aporte de nutrientes y la combinación de alimentos.

Así pues os animo a todos a que, poco a poco, aprendáis a cocinar y perderle el miedo a los fogones. En internet podéis encontrar un sinfín de videos y tutoriales con instrucciones básicas para aprender a cocinar.

Ánimo y buen provecho!