Hace unos días (27 de febrero) apareció en la prensa una noticia con
el titular siguiente: “Un estudio demuestra, que cuando cocina la madre, los
niños están mejor alimentados y son menos obesos”.
Al leer el titular, no me pareció una buena notícia, pues aunque como madre me
suponga un reconocimiento y satisfacción saber que estoy procurando una buena nutrición
para mi familia, considero que si cocina el padre o la abuela, u otra persona
vinculada al hogar, todos los miembros de la familia deberían estar bien alimentados.
He buscado el estudio completo (publicado en la revista Nutrición Hospitalaria:
lo podéis leer en Influencia
del entorno familiar en el desarrollo del sobrepeso y la obesidad en una
población de escolares de Granada (España)) para ver que se escondía detrás.
Los objetivos del estudio eran:
- verificar la existencia de una asociación significativa entre el nivel educativo de los padres y el estado nutricional de sus hijos
- comprobar si existe una relación directa entre el estado nutricional de los hijos y quién es la persona que elabora el menú familiar
- determinar el posible vínculo entre el estado nutricional de los hijos y el tiempo que éstos dedican a las prácticas del ocio sedentario.
Este estudio también ha evaluado, además de quién es la persona
responsable de elaborar los menús y su formación académica, el tiempo dedicado
a hacer deporte, y la frecuencia de consumo de determinados grupos de alimentos.
El estudio concluye que:
A mayor nivel educativo de la madre, mejor alimentados están los
hijos, pero comenta que aunque algunos estudios indiquen que el estado
nutricional de los menores empeora cuando no es la madre la persona responsable
de programar y elaborar la comida familiar, que queda en muchos casos en manos
de la abuela, el padre o una empleada doméstica, serían necesarios más estudios que confirmen esta cuestión.
El estudio también apunta algunos factores que influyen en el
sobrepeso como son: dejar que los hijos negocien que alimentos quieren, dejar que
los hijos coman solos y no en compañía de la familia, y el tiempo que los
padres pasan fuera del hogar por motivo laborales (es decir, los niños comen
solos, y la persona que los vigila no insiste en que su alimentación sea correcta:
adecuada y completa). Además a la luz de los
resultados de este trabajo, los científicos han concluido que existe una
imperiosa necesidad de fomentar prácticas y estilos de vida saludables entre
las familias, como la práctica de ejercicio físico (estilo de vida saludable).
Por tanto, podemos afirmar que además de una correcta alimentación sana y equilibrada, se deberá procurar la práctica de ejercicio físico de forma regular y compartir las comidas en familia. De este modo ayudaremos a mejorar el crecimiento de nuestro hijos.
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