3.- Las espinacas contienen mucho hierro.
Las espinacas tienen una
cantidad de hierro nada despreciable (2,7 mg por cada 100 g de producto), pero no
son las verduras que mayor proporción contienen (por ejemplo las acelgas
con 3,3 mg cada 100 g producto o los berros con 3,1 mg cada 100 g). (Fuente consultada para la
cantidad de hierro: web de la Sociedad Española de Hipertensión).
Se sabe que el
hierro de las espinacas tiene una baja biodisponibilidad, sólo del 2 al 10% de
su contenido se absorbe, debido a la forma en que tiene su hierro (hierro no
hemo) y por tener sustancias que pueden inhibir su absorción (como el ácido
oxálico). Nosotros aprovechamos mejor el hierro hemo que proviene de las carnes, pues el hierro no hemo presente en verduras y hortalizas lo absorbemos con mayor dificultad. Las mejores fuentes de hierro son el hígado, los mariscos, la carne,
el pollo y el pescado.
Por tanto, aunque es cierto que las espinacas contienen hierro, no es la mejor fuente de hierro para nuestro organismo. El origen de este mito
está en un error del científico E. Von Wolf (1870) que en un informe adjudicó a las espinacas diez veces más
hierro del que en realidad contienen (mala transcripción de una coma). Y los
dibujos animados de Popeye de 1930,
tomando este dato como valor, fueron una buena campaña de marketing que
propició el auge de este mito.
Pero intentando salvar un poco a Popeye, héroe de muchos en el pasado, es conveniente comentar que en febrero de 2.011 se publicó un estudio realizado por Jon Lundberg y col. del Instituto Karolinska de Estocolmo (Suecia) en el que se demostró que el consumo de espinaca puede estimular la capacidad muscular de quien la consume. Los investigadores hallaron que es en los nitratos y no en el hierro donde reside el
secreto de las propiedades de esta verdura para mejorar la eficiencia
muscular. Quizás Popeye tenía razón, o no...
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