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martes, 28 de febrero de 2012

Zanahorias

Este fin de semana he ido con unos amigos a comer al campo. Cada uno traía su almuerzo, y algo para compartir. Para mi ha sido una agradable sorpresa ver que alguien ha traído unas 15 zanahorias enteras y peladas para tomar como tentempié. Se trata de un tentempié saludable ideal para picar entre horas (como toma de media mañana, como merienda, o mientras esperamos a terminar de preparar el almuerzo o la cena).
La zanahoria aporta pocas calorías (39,4 Kcal/100 g) por lo que está recomendada en cualquier tipo de dietas. Nutricionalmente, la zanahoria es un alimento muy bueno debido especialmente a las vitaminas y minerales que contiene. Por cada 100 gramos de porción comestible aporta: vitamina A (1455 µg equivalente de retinol), vitamina E (0,55 µg), vitaminas del grupo B como los folatos (B9) (13,93 µg) y niacina (B3) (0,77 µg). También tiene un efecto remineralizante gracias a los minerales que contiene (potasio (321 mg), fósforo (35 mg), magnesio (11,24 mg), yodo (6,53  µg) y calcio (27,24 mg). Es rica en agua (89,1 g) e hidratos de carbono (6,9 g). Contiene betacarotenos, también conocida como pro-vitamina A (ya que en nuestro organismo se transformará en vitamina A, conforme se vaya necesitando). Proporciona pectina (fibra soluble que suaviza las mucosas del tubo digestivo y normaliza el transito intestinal). 

Entre sus propiedades destacan:
Ideal para la visión: La zanahoria es muy rica en betacaroteno, sustancia que tras ser absorbida en nuestro cuerpo se transforma en vitamina A o retinol. Ésta es esencial para la visión, el buen estado de la piel, los tejidos y para el buen funcionamiento de nuestro sistema de defensas. Por ello resultará muy útil para quienes padecen problemas oculares como fotofobia, sequedad ocular, o ceguera nocturna o crepuscular (mala visión nocturna o en situaciones de poca luz).
Ayuda a la prevención de enfermedades: El betacaroteno, sustancia antioxidante, al igual que la vitamina E, neutraliza los radicales libres bloqueando su efecto dañino, por tanto el consumo frecuente de zanahorias contribuye a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, degenerativas y cáncer. La ingesta de zanahoria es muy recomendable para quienes pueden tener carencias de vitamina A, es decir, quienes siguen dietas bajas en grasa (pues la vitamina A es liposoluble, es decir requiere la presencia de grasa para ser usada en la célula) y personas cuyas necesidades nutritivas están aumentadas (periodos de crecimiento, embarazo y lactancia materna). De igual forma, el consumo de alimentos ricos en vitamina A es aconsejable para personas propensas a padecer infecciones respiratorias (faringitis, laringitis o bronquitis) pues la vitamina A estimula las defensas y fortalece las mucosas, o aquellos con sequedad en la piel, piel escamosa, arrugas y acné. Además ayuda a calmar las molestias gástricas y el exceso de acidez, y es recomendables si se padeces gastritis.
Regula la función intestinal: Se le atribuyen propiedades vermífugas (antiparasitarias) debido a la presencia de un aceite esencial que junto con las pectinas (fibra soluble) presentes en cantidades considerables, proporciona a la zanahoria un alto poder de acción astringente, muy útil en caso de diarrea, momento en el que debe consumirse siempre cocida para potenciar su efecto astringente o anti diarréico. Si se consume cruda, su contenido en fibra insoluble favorece la función intestinal, lo que resulta beneficioso en caso de estreñimiento.
Es anticanceríagena: Contiene falcarinol, un compuesto que en nuestro organismo actúa como protector ante ciertos tipos de cáncer (pulmón, mama, vejiga y piel). Si la zanahoria la cocemos entera (sin trocear) aumentaremos un 25% la concentración de falcarinol (conclusiones del estudio de la Universidad de Newcastle, elaborado por el equipo de la Dra. Kristen Brandt). 
Como hemos visto que posee un sinfín de propiedades nutricionales, pero además las zanahorias son un alimento muy versátil, y se puede utilizar en platos muy diferentes. Tanto se puede consumir cruda a modo de aperitivo, o en ensaladas, puede licuarse y preparar un zumo nutritivo, o tomerse hervida, o en cremas y purés. A menudo se utiliza como acompañamiento del segundo plato para aportar color a carnes y pescados, o para elaborar salsas y también es utilizada en repostería. Aunque la mejor forma de aprovechar todas sus propiedades es consumirla cruda. En el mercado además de frescas, se pueden adquirir en conserva o congeladas.

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