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jueves, 23 de febrero de 2012

Un buen desayuno para empezar con energía

El desayuno es una de las comidas más importante del día. Nuestro organismo ha estado entre 8 y 10 horas sin tomar alimentos y necesita energía para empezar bien el día. El desayuno deberá aportar entre el 20-25 % de la energía diaria.

Uno de los principales beneficios que se atribuyen al desayuno es su contribución en la distribución de la energía a lo largo de la jornada, ayudando a alcanzar los requerimientos nutricionales, y mejorar el rendimiento físico e intelectual.

Se recomienda repartir el desayuno en dos tomas, una en casa antes de empezar nuestra jornada diaria, y otra ingesta menor a las 3 horas, que ayudará a llegar con fuerzas al almuerzo.

Para lograr salir de casa habiendo desayunado correctamente es fundamental destinar un tiempo de unos 15 minutos a preparar y degustar el desayuno tranquilamente y sin prisas. Aunque para algunos estos minutos robados al sueño creen que son imprescindibles, para nuestra salud es mejor disponer de la energía necesaria para empezar bien el día. Si desayunamos correctamente no necesitaremos suplementos vitamínicos ni complementos energéticos.

Un buen desayuno deberá contener alimentos de estos tres grupos:
Lácteos: Aporte de calcio, necesario para el crecimiento y fortalecimiento de los huesos: leche, queso o yogurt.
Farináceos: Aportan hidratos de carbono, fuente de energía para las células: pan, tostadas, cereales, galletas, bizcocho casero,…
Fruta: Aporte de vitaminas y fibra: principalmente fruta fresca (entera, troceada o en zumo natural)
También podremos añadir alimentos proteicos como jamón york, jamón serrano, atún, y algo de grasa, principalmente aceite de oliva, y eventualmente mantequilla o margarina. En ocasiones especiales podremos incorporar algún dulce: chocolate, miel, mermelada,… Procuraremos evitar la bollería industrial, y los pasteles, siendo su consumo esporádico.

Como norma general, se optará por los lácteos desnatados que aportan menos grasas y por tanto menos calorías, pero mantienen todos los nutrientes de la leche, y se optará por el queso fresco frente al queso curado, por contener menos grasas y menos sal. Además al preparar el desayuno, debemos pensar en nuestras necesidades particulares: si necesitamos un aporte extra de fibra para mejorar el tránsito intestinal incluiremos fruta rica en fibra y cereales integrales; en cambio si tenemos el colesterol alto optaremos por pan y 3 nueces, evitando margarina y galletas. 

 

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